Tendencias y pronósticos Con la entrada de la instrumentación electrónica de presión, muchos expertos preveían ya hace dos décadas el fin definitivo del manómetro clásico.  Hoy estamos lejos de esta situación y podemos observar que el manómetro clásico con muelle flexible sigue defendiendo su  posición destacada en la industria. En cualquier fábrica o planta química nos encontramos con estos manómetros de toda la vida  y la demanda incluso sigue aumentando.

Cómo se explica la posición tan firme de este tipo de tecnología en la era digital?  Los usuarios destacan en primer lugar la independencia de la energía auxiliar que les hacen adecuados para una multitud de tareas in situ y el fácil montaje y adaptabilidad. Otro factor importante es la elevadísima fiabilidad y la precisión a largo plazo.  Hay puntos de medición con manómetros que funcionan de manera fiable y precisa más de 20 ó 25 años. Las aplicaciones incluyen tareas en sectores como refinerías, fabricación de plástico, procesos estériles en alimentación o farmacéutica, maquinaria, hidráulica etc.

La instrumentación electrónica Actualmente se puede confirmar que la electrónica no va a sustituir la mecánica por lo menos a corto o medio plazo. Sin embargo este tipo de instrumentación se ha convertido en un segmento de mercado propio y se ha integrado en una gran variedad de procesos industriales. El funcionamiento se basa en la emisión de una señal eléctrica en proporción a la presión mediante un sensor.  Se somete el sensor a una presión determinada y la deformación provoca una variación de la resistencia que a su vez induce a una variación de la señal eléctrica, normalmente entre 4…20 mA.

Los sensores estándar en uso son de película delgada, película gruesa cerámica y sensores piezoresistivos. La ventaja principal consiste en la transmisión de los valores de presión a un lugar remoto por ejemplo a un puesto de mando. La tendencia a la miniaturización favorece la electrónica,  ya que con esta tecnología se pueden reducir las dimensiones a un nivel mucho superior que en la instrumentación mecánica. Los transmisores de presión presentan una precisión cada vez mayor  y pueden alcanzar hasta 0,1%, valores inalcanzables para un manómetro industrial. Hoy por hoy existe una innumerable variedad de transmisores que responde a los requisitos de la industria y a las normativas cada vez más rigurosas. 

El rasgo distintivo del sector de la instrumentación electrónica es precisamente la especificación a aplicaciones concretas. La construcción modular del A-10 de WIKA por ejemplo permite hasta 20.000.000 variaciones que incluyen 380 rangos de presión, más de 80 conexiones a proceso, más de 35 conexiones eléctricas y más de 20 señales de salida.

Un intruso inesperado: La instrumentación mecatrónica Y qué pasa si el usuario quiere indicación in situ y a la vez una transmisión de señal?  Esto es una demanda articulada a menudo por los usuarios que ha favorecido la irrupción de un tipo de instrumento que encuentra una enorme demanda en la industria. Se trata de manómetros clásicos con muelle flexible  equipado con un contacto eléctrico o con un transmisor para la transmisión de una señal p.ej. 4…20 mA.

Este tipo híbrido es una solución muy interesante desde el punto de vista económico y técnico y es disponible para presiones relativas, absolutas y diferenciales con rangos de presión entre 0…2,5 mbar hasta 7.000 bar. Los contactos eléctricos para iniciar la alarma son ajustables por el usuario a lo largo de todo el rango. Los contactos eléctricos cierran o abren un circuito eléctrico al sobrepasar un punto de alarma previamente ajustado y los conmutadores pueden abrir un contacto y cierran simultáneamente otro circuito conectado. Estos contactos suelen aplicarse en tres  variaciones: Los contactos magnéticos, inductivos, y electrónicos.

Los contactos magnéticos son los más utilizados ya que no requieren energía auxiliar. Los contactos inductivos son óptimos  para aplicaciones en zonas clasificadas según ATEX ya que no emiten chispas y los contactos electrónicos disponen de amplificadores para realizar alarmas con potencias reducidas.

Los manómetros con transmisor de señal de salida traducen el movimiento de la aguja mediante un sensor en una señal de salida en proporción con la presión captada por el muelle por la membrana o por la cápsula del manómetro.  Los señales estándar son de 4…20 mA y 0…10 V.  La gama de variantes es igual de amplia como la de los manómetros convencionales. Un manómetro de membrana con materiales especiales por ejemplo es idóneo para la medida de medios agresivos y un manómetro de cápsula para la medida de presiones bajas a partir de 2,5 mbar. También existen ejecuciones para la medida de la presión diferencial, adecuadas para la monitorización de instalaciones de filtraje.

Tendencias Ninguno de los tres tipos de instrumentación, mecánica, electrónica y mecatrónica va a sustituir completamente a otro ya que para cada uno existen aplicaciones específicas de uso. Más bien se puede apreciar una diferenciación cada vez más profunda en cada tipo en función de la diferenciación de las aplicaciones en la industria. El sector de alimentación por ejemplo requiere soluciones específicas en relación a conexiones con punto muerto, fácil limpieza y una normativa cada vez más rigurosa.  El elevado grado de automatización requiere soluciones cada vez más sofisticadas en relación a precisión, dimensiones y fiabilidad.

Comercialización y Marketing en la instrumentación El objeto de comercialización en el sector de la instrumentación  no es solo un producto tangible y definido y el mercado en cuestión tampoco es un sector delimitado con necesidades homogéneas.  El mercado de maquinaria tiene necesidades que no se pueden comparar a los de la alimentación y un manómetro de acero inoxidable tiene poco en común con un transmisor de presión. La oferta del fabricante es un conjunto de productos y servicios alrededor de la instrumentación.

Además, el fabricante de instrumentación se relaciona con una multitud de actores que influyen en la decisión y en la especificación del producto como los compradores, los técnicos, gerentes, usuarios finales etc.  Para los responsables de venta y los productmanagers por lo tanto es imprescindible a escuchar al cliente y entender sus necesidades de la aplicación para traducirl las informaciones en soluciones adecuadas. El enfoque en este caso no reside en explicar y vender un producto sino en adaptarlo al proceso en cuestión.

En WIKA se han establecido vías de comunicación formalizadas conectadas por las sucursales y centros de investigación de  todo el mundo para recoger informaciones relevantes por parte de los clientes finales,  con el fin de incorporar estas informaciones en el producto final. En estrecha colaboración con clientes se desarrolla la solución óptima considerando las condiciones específicas de aplicación.

El diseño en el sector industrial El tema de diseño,  a menudo tratado en segundo plano en el ámbito industrial, no se refiere únicamente al aspecto exterior sino consiste en el deliberado proceso  del diseño  según criterios de objetivos de forma y función.  El concepto  de “Form follows function” precisamente no significa la priorización de la función sino la integración equilibrada de los dos conceptos.   En situación de elevada competitividad y supuesta igualdad de productos son los detalles que al final inciden en la decisión final. Características como tacto, textura, peso, color,  forma etc.  tienen que ser coherentes con las expectativas del cliente y son factores importantes  a la hora de diseñar el producto final.


Autor: Chassan Jalloul, Marketing Manager Instrumentos WIKA



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